mardi 16 août 2011

Telecomunicaciones.


Cuando lo oí sonar lo cogí con miedo con mucho miedo. Nunca me gustó cogerlo. Siempre me hace sentir incómodx. Me gusta oírlo sonar y saber que la gente se preocupa por mí. Que alguien se interesa, quiere saber como estoy o simplemente pedirme un favor.

Le doy a responder, y empiezo con el típico Aló que todos solemos avanzar. Me habría gustado responder de manera diferente, como en esas series policíacas en las que el inspector responde dando simplemente su nombre Horacio, decir algo original para cambiar un poco. Pero nunca fue así.

A mi el teléfono me da miedo. No solo porque me da la impresión de tener una voz que me suena a demasiado infantil, sino también porque no se qué decir, pierdo mi habla, apenas consigo responder con monosílabos a las preguntas que mi interlocutor me hace, y esto no me gusta.

Un utensilio de comunicación con el que pierdo todas mis facultades. Que ironía. Prefiero tener a la persona enfrente; o por lo menos verla, aunque fuera a través de una cámara, para poder hablar. 




7 commentaires:

Unknown a dit…

El teléfono, aliado y enemigo según el momento. Te sigo. Beso.

Ricard a dit…

Hola.
Yo tampoco soy muy amigo del telefono.
Lo evito siempre que puedo, y a pesar de llevar siempre dos (uno de empresa y otro privado), no puedo evitar cabrearme cuando suenan y estoy ocupado (la mayoria de las veces).
Un abrazo.
Ricard

Alástor a dit…

Las telecomunicaciones y su paradójico efecto de aislamiento. Cómo sentirse solo teniendo el mundo en la punta de los dedos...

A mí, sin embargo, me gustan los teléfonos... aunque era más divertido cuando no sabías quién te llamaba, algo así como un pequeño sobre sorpresa.

La Maquinista Yey★ a dit…

Siempre es mejor hablar las cosas de frente... aunque hay personaas que ni de frente ni por teléfono :) saludos!!!

Melina Florance a dit…

muy buena la entrada y el blog :D besos

The Liberty Of Pictures a dit…

Merci pour ton commentaire :)

Marina C. a dit…

Cuanta razón! yo no sé que haría sin ellas..

xx